Planificación de un encuentro de palin mapuche
La organización de un encuentro de palin mapuche es un proceso colectivo que involucra acuerdos entre comunidades, preparación logística, resguardo de la dimensión ceremonial y coordinación de quienes participarán tanto en el juego como en los momentos sociales posteriores. Planificar un palin no es un trámite administrativo, sino una práctica que reafirma vínculos, responsabilidades y reciprocidades entre los lof —las comunidades mapuche organizadas territorial y familiarmente—.
Convocatoria y acuerdos previos entre comunidades
Invitación formal
Un encuentro de palin comienza con la invitación realizada por representantes del lof. Es una acción presencial que no solo convoca al juego, sino que activa vínculos, renueva relaciones y abre la posibilidad de futuros encuentros.
Definición del tipo de encuentro
Ambas comunidades acuerdan la modalidad del palin que se llevará a cabo: un encuentro regular, un purrun palin de carácter ampliado, un kelluwün palin orientado al apoyo solidario o un palitun con fines formativos. Cada modalidad implica distintos niveles de preparación y compromiso comunitario.
Fecha y lugar
La fecha se define considerando la disponibilidad de los lof, las condiciones climáticas y el estado del paliwe, el espacio ceremonial y deportivo donde se realiza el juego. El acuerdo incorpora criterios de acceso, firmeza del suelo y amplitud suficiente para recibir a jugadores y familias.
Preparación del paliwe
Limpieza y habilitación
Antes del encuentro se realiza una limpieza colectiva del paliwe: retirar maleza, piedras o ramas, emparejar la superficie, revisar el drenaje y habilitar espacios para espectadores y personas mayores. En contextos educativos esta preparación adquiere un valor formativo.
Delimitación y condiciones del espacio
El paliwe debe quedar claramente delimitado, incluyendo laterales, rayas finales y el centro de la cancha. Cuando el encuentro es prolongado o corresponde a un purrun palin, el lof anfitrión habilita zonas de descanso, acceso a agua y resguardo climático, especialmente en territorios donde las familias pueden permanecer durante varias horas o incluso jornadas completas.
Coordinación del lof anfitrión
Distribución de roles
El lof anfitrión organiza responsabilidades como la preparación de alimentos, la coordinación de implementos, el acompañamiento a las familias visitantes y la atención a niñas, niños y personas mayores.
Comida y espacios de encuentro
La alimentación es parte central de la jornada. Las familias preparan comidas para recibir a quienes llegan: carnes asadas, cazuelas, sopaipillas y bebidas tradicionales como muday o chavid. Este intercambio fortalece el vínculo entre comunidades y favorece la convivencia posterior al juego.
Preparación del lof visitante
Aceptación de la invitación
Aceptar la invitación implica organizar a los jugadores, preparar alimentos propios y asumir la responsabilidad del vínculo recíproco que se activa con la visita.
Selección del equipo
El lof visitante conforma su equipo en número impar —7, 9 o 11 jugadores— y cada participante prepara su indumentaria. La coherencia interna del grupo es fundamental para representar adecuadamente al lof.
Desplazamiento hacia el paliwe
El viaje hacia el espacio de juego posee valor simbólico. En zonas como el Alto Biobío, los desplazamientos pueden realizarse a pie o a caballo, fortaleciendo la presencia colectiva del lof visitante.
Momentos previos al inicio del juego
Encuentro entre comunidades
Al llegar, las comunidades se saludan, conversan y actualizan vínculos. Este momento establece el tono del encuentro y reafirma relaciones previas o inaugura nuevas.
Revisión de la cancha
Ambas comunidades revisan el estado del paliwe, su ubicación y la claridad de las líneas. Si algo requiere ajuste, se corrige antes de comenzar.
Acuerdos sociales y organizativos
También se definen aspectos como la duración aproximada del juego, la cantidad de rayas, la ubicación de familias y la organización de quienes observan.
El juego y la convivencia posterior
Inicio del palin
Con todo acordado, los participantes inician la disputa del pali. La preparación previa garantiza que el juego fluya sin interrupciones significativas.
Momentos posteriores
Tras el juego se abren espacios de convivencia: conversaciones, comida compartida, encuentros entre familias y diálogo sobre posibles futuras fechas o acuerdos comunitarios.
Continuidad y proyección del vínculo
Posibles nuevas fechas
Si el encuentro fue positivo, puede acordarse una nueva fecha en el lof visitante o incluso avanzar hacia un purrun palin si los vínculos continúan fortaleciéndose.
Relaciones a largo plazo
Planificar un encuentro de palin sostiene reciprocidades, memoria colectiva y vínculos que pueden perdurar por décadas. Cada juego abre la posibilidad de nuevas alianzas y futuras reuniones.